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martes, 14 de febrero de 2017

   PENSAMIENTO DE JUAN PABLO II                                                                                                                  El Papa nos recordaba que “La vuelta sincera a Dios y la liberación del mal son dos aspectos de un único camino”
“A cada generación – decía - la Iglesia vuelve a presentarle, como el apóstol Pedro en su conversación con Cornelio, la imagen liberadora de Jesús de Nazaret, que «pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo porque Dios estaba con el» (Hch 10, 38) y aunque en Jesús tuvo lugar la derrota del maligno, cada uno de nosotros debe aceptar libremente esta victoria, hasta que el mal sea eliminado completamente. Por tanto, la lucha contra el mal requiere esfuerzo y vigilancia continua”.
“La Iglesia, experta maestra de humanidad y de santidad, nos indica instrumentos antiguos y siempre nuevos para el combate diario contra las sugestiones del mal: son la oración, los sacramentos, la penitencia, la escucha atenta de la palabra de Dios, la vigilancia y el ayuno.                                                     “Las bienaventuranzas proclamadas por Jesús (cf. Mt 5, 3-12) se presentan como la “Carta magna” del reino de los cielos, dado a los pobres de espíritu, a los afligidos, a los humildes, a quienes tienen hambre y sed de justicia, a los misericordiosos, a los puros de corazón, a los artífices de paz, a los perseguidos por causa de la justicia. Las bienaventuranzas no muestran sólo las exigencias del reino; manifiestan ante todo la obra que Dios realiza en nosotros haciéndonos semejantes a su Hijo (Rom 8, 29) y capaces de tener sus sentimientos (Flp 2, 5 ss.) de amor y de perdón (cf. Jn 13, 34-35; Col 3, 13).”                                                    

Al servicio de los necesitados

“La imagen de Cristo en la cruz, precio del rescate de la humanidad, es una llamada acuciante a gastar la vida poniéndonos al servicio de los necesitados, a ritmo con la caridad, que es desprendida y que no simpatiza con la injusticia, sino con la verdad (cf. 1Co 13, 2ss.)”.                 

Ser testigos de Cristo

 “Después de haber encontrado a Cristo, después de haber descubierto quién es El, no se puede no sentir la necesidad de enunciarlo. Sabed ser testigos auténticos de Cristo; sabed vivir y proclamar, con hechos y palabras, vuestra fe.”                           

El trabajo es una bendición de Dios

 “El trabajo no es una maldición, es una bendición de Dios que llama al hombre a dominar la tierra y a transformarla, para que con la inteligencia y el esfuerzo humano continúe la obra creadora y divina.”                  

Que Maria sea vuestro ejemplo

“¡Que todos los religiosos y religiosas sepan ofrecerse juntamente con Cristo, como una llama que se consume en el amor! ¡Que vivan de El y para El, en la Iglesia y para la Iglesia! Y que María Santísima los lleve a esta cada vez mayor intimidad con su Hijo, precediéndolos en el camino de la oblación y de la donación. Sea siempre María vuestro ejemplo, vuestro modelo, vuestra fuerza”